jueves, 10 de abril de 2025

La Vicepresidencia en Bolivia: ¿Pieza clave en agosto?

 Elaborado por: Abog.  Miguel Angel Foronda Calle

Abogado constitucionalista

Foto: https://images.app.goo.gl/PSvjNpPT7DZL43Gz7

Con la convocatoria a elecciones generales lanzada por el Tribunal Supremo Electoral en días precedentes se ha intensificado el debate respecto a las posibles candidaturas al cargo de Presidente del Estado. Sin embargo, ¿en qué queda las candidaturas a la Vicepresidencia?, ¿no es igual de importante como el Presidente? Es posible, en un Estado que se ha caracterizado por ser presidencialista y caudillista, que este debate no sea prioritario y sin embargo no se trata de un cargo menor, u ornamental o utilitario en época electoral para atraer votos, el perfil del candidato puede avizorar el estilo de gobierno que a futuro se puede tener y si la historia reciente puede repetirse.

La Constitución boliviana otorga al cargo de Vicepresidente una condición, por así decirlo, ambivalente ya que forma parte tanto del Órgano Ejecutivo (CPE: Art. 165.I) como del Órgano Legislativo (CPE: Art. 153.I).  Pero más allá de la pertenencia institucional es importante poner la mirada a las atribuciones que se le otorgan (CPE: Art. 174 y 153.I) que son: a) Presidir la Asamblea Legislativa Plurinacional; b) Coordinar relaciones entre Ejecutivo y Legislativo, pero además con los gobiernos autónomos; c) Participar en el Consejo de Ministros; d) Coadyuvar con el Presidente en la dirección de la política general del gobierno; y e) Participar en la formulación en la política exterior y misiones diplomáticas. Como puede advertirse nuestra Constitución otorga al Vicepresidente funciones clave, no solo referentes al nivel central sino en los gobiernos autónomos, no obstante, es la práctica, la que define su rol verdadero y que dependerá de su perfil político así como el contexto que tiene mucho que ver con la composición de bancadas dentro del Legislativo y desde luego la configuración de los gobiernos subnacionales.

La situación actual, política y constitucionalmente, nos muestra y enseña la importancia de contar con un vicepresidente cuyo perfil le permita cumplir con las atribuciones definidas para dicho cargo. En un escenario en el cual la composición de la Asamblea Legislativa tiene la mayoría simple o incluso más que ello, las exigencias del cargo pueden flexibilizarse puesto que la toma de decisiones es menos compleja. En la legislatura 2020 – 2025, ante la división interna del MAS-IPSP, el rol de articulador y negociador político que debería tener el Vicepresidente ha sido algo fundamental, pero, lamentablemente ello no se ha logrado y ha tenido como consecuencia empantanamientos de diversos proyectos de ley siendo los más notorios los que aprueban créditos y otros aspectos financieros como la Ley del Presupuesto.

Hoy, ante la imposibilidad de concretar el denominado bloque de unidad y la inminente división del MAS-IPSP es altamente posible vaticinar que la composición de fuerzas políticas en la Asamblea Legislativa demande un articulador político que debe ser asumido por el futuro Vicepresidente, de no ser así es altamente posible que el escenario actual se repita llegando a la famosa ingobernabilidad.  En ese orden de cosas los postulantes a la Vicepresidencia y quien salga electo deben tener en cuenta que la configuración de las bancadas políticas requerirá que el titular del cargo sea una pieza clave ante la urgente necesidad de contar con una coordinación en la aprobación de leyes que permitan establecer líneas de política pública en materia económica entre otras, pero no solo eso sino otras tareas de importancia como la elección de los nuevos Vocales del Tribunal Supremo Electoral y los Tribunales Electorales Departamentales que debe realizarse hasta fin de año.  La figura del Vicepresidente, será, sin duda, una pieza clave en el ajedrez político.

En Agosto acudiremos nuevamente a votar y más allá de la línea política que cada quien pueda tener creo fundamental no solo poner los ojos a los candidatos de Presidente sino también de Vicepresidente por la importancia que tendrá dicho cargo en el nuevo período legislativo. Más allá de las figuras presidenciales, la elección del compañero o compañera de fórmula revelará las intenciones de cada candidatura: conciliación, continuidad o confrontación, definirá el estilo de gobierno que se pretende instaurar.

En tiempos inciertos, como los que vivimos, el segundo a bordo puede marcar la diferencia entre el diálogo y el estancamiento, entre la negociación y la imposición. Ignorar su figura es, quizás, el mayor error político de cara a agosto y a un gobierno que regirá un momento fundamental por cinco años.

 

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