El teleférico en Bolivia está
comenzando a constituirse en un sistema de transporte alternativo al clásico y
caótico transporte terrestre; de similar manera comienza a perfilarse como otra
alternativa el sistema ferroviario en Santa Cruz con los proyectos de tren
metropolitano y tranvía y en La Paz el “tren bala”. El presente artículo
pretende poner sobre el tapete temas, algunos visibles y otros no tanto, que se
manifiestan como consecuencia del diseño e implementación de sistemas de
transporte vía teleférico; las reflexiones surgen de la observación de los
casos de La Paz a partir de las actividades desarrolladas por la y la Empresa
Pública Estatal “Mi Teleférico” y Oruro
con el diseño del Proyecto de Teleférico Turístico a cargo del Gobierno
Autónomo Departamental de Oruro.
Una primera cuestión que se
presenta es el debate entre modernización y mantención de la arquitectura
urbana tradicional como consecuencia del requerimiento de espacios para las
estaciones y el levantamiento de las torres sobre las que se colocaran los
cables. Esta situación implica, necesariamente, sacrificar o alterar espacios
públicos o espacios privados, en este último caso se acude a la expropiación.
Foto: Mi Teleférico
El caso de Oruro ilustra esta
situación de manera clara. En esta urbe se pretende constituir una línea, con
fines turísticos, entre el monumento a la Virgen del Socavón y el Santuario del
Socavón; el debate se genera en torno a la ubicación de la estación que debe
estar en las cercanías del Santuario, esta de alguna manera afectaría la
explanada previa para ingresar al Santuario, lugar que ha sido declarado por
una ley nacional como Patrimonio Cultural (Leyes Nº 2934 Y 345). A colación los
sectores culturales discuten si esta infraestructura alteraría la imagen del
Carnaval que ostenta el título de Patrimonio de la Humanidad que fue otorgado
por la UNESCO.
En La Paz,en estos últimos días,
surgió un rechazo por varios vecinos de la zona de Miraflores, zona donde se
levanta la línea blanca, los mismos señalan que la construcción de la estación
subterránea atentaría contra el Museo de la Revolución, el monumento Busch que
sería sacado, a árboles de larga data que sería cortados; pero no solo eso sino
que se atentaría contra la propiedad privada ya que la privacidad de muchas
viviendas se vería afectada por el paso de este medio de transporte lo cual devaluaría
el precio de las mismas. En este escenario la Empresa Estatal Mi Teleférico se
ha puesto en campaña para desmentir estos aspectos de manera que no se
cuestione y obstaculice el avance de obras.
Un segundo aspecto, que
posiblemente pase desapercibido para la mayoría de los ciudadanos, dada la aún
incomprensión del Estado Autonómico, es la asunción de responsabilidades por
parte de los gobiernos subnacionales.La construcción y administración del
teleférico podría encuadrarse como parte del transporte urbano lo cual le
compete al nivel municipal.
En este contexto en La Paz se
aprobó una ley nacional apoyándose en la competencia que tiene el Gobierno Central
para construcción de “obras públicas de interés nacional”. Surgen muchas
preguntas: ¿este teleférico es de interés nacional o de interés del municipio de
La Paz?, ¿es pertinente pagar una obra de beneficio directo para este municipio
con recursos nacionales?, con seguridad hay diversas respuestas con diversos
fundamentos.
En Oruro, a diferencia de La Paz,
existe una Ley Departamental que declara prioritaria la gestión de recursos por
parte del Gobierno Departamental para la construcción del teleférico, cabría
cuestionarnos ¿por qué la indiferencia del municipio?. Asimismo las preguntas
formuladas para La Paz podrían replicarse en este caso en la medida en que los
recursos gestionados provengan del nivel nacional, no está demás decir que está
presente la posibilidad acudir a inversión concurrente que mostraría mayor
vitalidad del naciente sistema autonómico.
Un criterio frío y ajeno a
nuestra realidad nos llevaría a cuestionar el desempeño del nivel municipal y
también a felicitar o reprochar la intromisión del nivel central en La
Paz, y departamental en Oruro,sin
embargo, no se puede desconocer la variable política que tuvo su influencia.
Siguiendo nuestro espíritu legalista podríamos argumentar que los principios autonómicos de
subsidiariedad y complementariedad fundamentan este actuar de manera que se
garantiza la prestación de una política pública fundamental como es la de
transporte.
Un tercer aspecto es la
pertinencia o no de la construcción del teleférico. En el caso de La Paz, dada
su complejidad territorial, no parece haber mayores discusiones al respecto. En
el caso orureño, hay que tener en cuenta que el fin del teleférico, tal cual lo
declara su ley departamental, es turístico, en tal sentido existe una
justificación dada su ubicación, sin embargo el debate se centra en la
ubicación de uno de esas estaciones de manera que no altere el paisaje del
entorno mariano; pero, un debate, no menos importante, es el si hay que
priorizar este gasto frente a otras necesidades como la construcción de un
Hospital
Queda claro que no existe
discusión respecto a la utilidad de la implementación de este tipo de sistema
de transporte que se convierte en una alternativa frente al caótico transporte
terrestre que tiene bastantes problemas donde destacan: el precio del pasaje,
rutas saturadas y también desatendidas, calidad del servicio, entre otros. Sin
embargo el diseño de este tipo de políticas requiere observar otras
consideraciones donde inevitablemente se generan beneficiados y damnificados.
Pero más allá de todo lo mencionado no puede invisibilizarce el eterno conflicto
con el gremio de los transportistas que constituyen un sector determinante a la
hora de pensar en la gobernanza de los diferentes niveles de gobierno y el
diseño de políticas públicas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario