miércoles, 13 de agosto de 2025

Entre la mayoría absoluta y los dos tercios: lo que está en juego en la nueva Asamblea Legislativa Plurinacional

 

Por: Abog. Miguel Angel Foronda Calle

momento.constituyente.bol@gmail.com


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Este domingo 17 de agosto de 2025, Bolivia elegirá a sus nuevos representantes a la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) así como al Presidente y Vicepresidente del Estado. Basándonos en las últimas encuestas de intención de voto todo apunta a que, por primera vez en la historia democrática del Estado, se inaugurará la segunda vuelta para acceder a la Presidencia y Vicepresidencia del Estado

Teniendo en cuenta la posibilidad de la realización de un balotaje no hay que perder de vista la elección de asambleístas puesto que en ese caso no hay posibilidad de una segunda vuelta por lo cual el domingo se define la composición de la ALP para los siguientes cinco años. Los resultados que se logren determinarán la gobernabilidad con la que podrán contar los futuros gobernantes, es decir la posibilidad de tomar decisiones de manera llana en términos institucionales, particularmente en temas que requieran el concurso del ente legislativo. Así, se definirá si el próximo gobierno podrá avanzar con holgura o si, por el contrario, deberá construir consensos permanentes para cada paso, tarea no siempre sencilla.

Mayoría absoluta y dos tercios: el lenguaje del poder para la toma de decisiones y la gobernabilidad.

En una revisión rápida de la Constitución Política del Estado (CPE) y los Reglamentos de las cámaras (Diputados y Senadores) se advierte que la toma de decisiones dentro de la ALP depende esencialmente de dos umbrales claves que son la votación por mayoría absoluta que representa el 50% más uno de los votos  y los dos tercios que aproximadamente representa el 66% de votos. Que una organización política logré obtener un número de asambleístas que le otorgue la mayoría absoluta, y con mayor razón los dos tercios, no es solo un resultado aritmético, sino una posición que podría otorgar gobernabilidad cómoda al nuevo gobierno y allanar la toma decisiones en determinadas materias. Lo contrario obligaría a ingresar a una democracia negociada, donde la capacidad de tender puentes es tan importante como la aritmética legislativa; en este escenario, ahí, hay que decirlo, el rol y habilidades del Vicepresidente, según las atribuciones constitucionales que se le asignan, será determinante. 

Un oficialismo que obtenga mayoría absoluta pero no dos tercios deberá buscar alianzas con la oposición ya que existen muchas materias que para ser aprobadas requieren de ese umbral de votación. Por el contrario, un Legislativo con un bloque oficialista reducido y varias bancadas medianas podría derivar en bloqueos sistemáticos, prolongadas negociaciones o pactos inesperados e incluso los famosos “empatanamientos”. En suma la composición de fuerzas políticas en la Asamblea podría marcar una nueva cultura política, ¿más plural?, ¿más frágil?, ¿más inestable?, ¿más democrática?

El contexto preelectoral: señales de fragmentación

Las encuestas y análisis previos a esta elección ya advierten que ninguna organización política que participa de los comicios tiene asegurado un dominio arrollador en la ALP. Se puede anticipar entonces una Asamblea con bancadas fragmentadas.

Este escenario abre dos caminos posibles. Por una parte, se tendría un escenario de bloqueo, donde cada ley importante se convierta en un pulso prolongado. Por otro lado, un escenario de concertación, donde la pluralidad obligue a construir agendas compartidas, aunque sea de forma mínima, esto último sería más posible entre los partidos que se han identificado como de derecha y no así con los de izquierda que en muchas casos han sido identificados con lo “nacional popular”.  

Algunos temas importantes que requieren los dos tercios.

Los próximos asambleístas tendrán una agenda importante que atender donde se deberá tener en cuenta estos sistemas de votación que permitirán tomar decisiones o inviabilizar los mismos. Dentro de estas decisiones, se pueden visibilizar algunas que se encuentran enunciadas en la CPE para la ALP. Se puede hacer mención, por ejemplo, a aquellas materias que requieren los dos tercios de votos, entre estas se pueden agrupar en materias referentes a: elección y designación de autoridades; actos de fiscalización como la censura de ministros (Art.158.I, num. 18); autorización para juicios de responsabilidad a Presidente y Vicepresidente del Estado (Art. 184. num. 4), aprobación de leyes (Art. 262.I) y procesos de reforma parcial de la Constitución (Art. 411.II).

La elección y designación de autoridades, que hace a un tema delicado como es el institucional, contempla a autoridades como son: Contralor General del Estado (Art. 214), Defensor del Pueblo (Art. 220), Fiscal General del Estado (Art. 227.I), Objeción al Procurador General del Estado nombrado por el Presidente en el plazo de 60 días tras su nombramiento (Art. 230.III); Vocales del Tribunal Supremo Electoral (Art. 158.I., num. 4; Art. 206.III); Preselección de postulantes al Tribunal Supremo de Justicia, Magistrados del Tribunal Agroambiental, Consejeros de la Magistratura, Magistrados del Tribunal Constitucional Plurinacional (Art. 182.II;  Art. 188.I; Art. 194,I; Art. 198 . De todos estos los más urgentes serán los Vocales Electorales que culminarán su mandato este fin de año y el Contralor que en la actualidad viene siendo ejercido por una autoridad interina. Además hay que ver de cubrir las acefalias del Órgano Judicial y el Tribunal Constitucional puesto que en las pasadas elecciones judiciales de diciembre de 2024 no se eligieron a todas las autoridades.

Estos son algunos temas importantes sin olvidar que las Cámaras tienen otras decisiones también importantes. En cuanto a la aprobación de leyes, por regla, observando el procedimiento legislativo previsto, las mismas deben ser aprobadas por mayoría absoluta.

Lecciones del pasado

Ante estos posibles escenarios es importante considerar la historia parlamentaria del país. Cuando un solo partido ha controlado dos tercios del Legislativo, la aprobación de leyes y reformas ha sido rápida y sin necesidad de negociar, pero a costa de críticas sobre la falta de debate y deliberación; esto es lo que ha sucedido con el MAS-IPSP en algunas de sus gestiones. Por otro lado, legislaturas sin mayorías claras han obligado a acuerdos transversales, que en algunos casos resultaron productivos y en otros se tradujeron en parálisis política o negociación de espacios de poder, esto último es lo que ha sucedido con la denominada “mega coalición” a finales del siglo pasado.

La experiencia histórica muestra que la estabilidad institucional no depende exclusivamente de los números, sino de la madurez política de los actores para priorizar el interés común sobre el cálculo partidario. Pero además, un aspecto que no se puede pasar por alto, más allá del campo institucional que se encuentra en la ALP y su relación con los otros órganos de gobierno, no hay que  olvidar que existe otro espacio para la gobernabilidad que es la calle, los actores con capacidad de movilización que en determinados momentos incluso han logrado la renuncia de presidentes.

Reflexión final: el otro voto decisivo

Este 17 de agosto, el país no solo elegirá presidente. Elegirá también la correlación de fuerzas que definirá si el próximo quinquenio será de reformas posibles o de vetos cruzados.

En tiempos de fragmentación, la verdadera gobernabilidad se medirá en la capacidad de dialogar, no de imponer. Por eso, el voto para senadores y diputados tiene un peso tan decisivo como el que se emitirá para el binomio presidencial.

La Constitución diseñó el sistema de mayorías para equilibrar poder y control. El reto ahora será demostrar que ese equilibrio puede sostenerse sin sacrificar la deliberación democrática que da sentido al Estado Plurinacional.

 

 

 

 

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